Este año, las aguas que bañan las Islas Canarias fueron escenario de una de ellas, una que trasciende las cifras de llegadas irregulares y se convierte en un símbolo potente. El 6 de enero, día de Reyes, una embarcación neumática abarrotada fue avistada frente a Lanzarote. A bordo, 60 personas, entre ellas 14 mujeres y 4 niños, hacinadas en un espacio diminuto, desafiando las inclemencias del océano Atlántico. Pero lo que aguardaba a los equipos de rescate era algo más allá de lo esperado. Entre los pasajeros, una mujer embarazada, en el último tramo de su gestación.
El capitán Domingo Trujillo, del barco de Salvamento Marítimo, relató a TVE: "Sabíamos que había una mujer embarazada, pero la sorpresa fue encontrar un niño totalmente desnudo, que había nacido hacía apenas minutos". La escena, descrita por Trujillo, dibuja un cuadro conmovedor: la madre tendida en el suelo de la embarcación, rodeada por el calor y la solidaridad de sus compañeros de viaje, mientras una nueva vida, frágil y recién llegada, era recibida con asombro y esperanza. El pequeño, según las estimaciones, tenía entre 10 y 20 minutos de vida cuando llegó el rescate.
El bebé, envuelto en el cuidado de sus compañeros de viaje, recibió sus primeras caricias en medio del mar embravecido. La atención médica a bordo fue inmediata; tanto madre como hijo se encontraban en buen estado de salud, aunque se recomendó su traslado inmediato a un hospital en helicóptero. El comandante Álvaro Serrano Pérez, al relatar el hecho a Reuters, comentó: "Siendo el Día de Reyes, éste ha sido el mejor regalo que podíamos haber recibido".
Este evento, conmovedor y a la vez dramático, se inscribe en el contexto de la creciente llegada de migrantes irregulares a las Islas Canarias. En 2024, se registró un nuevo récord histórico con 46.843 llegadas, representando el 73% de la migración irregular a España. Esta ruta, peligrosa y llena de riesgos, se cobra un alto costo humano. La Organización Internacional para las Migraciones contabiliza al menos 5.000 muertes desde 2014; cifra que, según el grupo Caminando Fronteras, sería mucho mayor, superando las 10.000 muertes o desapariciones solo en el año pasado.
Las Islas Canarias, un punto de llegada para miles de migrantes que buscan una vida mejor, se enfrentan a un desafío humanitario constante. La historia del bebé nacido en alta mar, un símbolo de resiliencia en medio de la adversidad, pone de manifiesto la complejidad y la urgencia de abordar esta crisis migratoria con sensibilidad y compromiso.