Las noticias llegaban fragmentadas, a través de mensajes de celular y notificaciones oficiales, un murmullo de inquietud que se iba transformando en alarma. Para las 10:30 am del martes, la situación se había aclarado: un incendio forestal, originado en la cuadra 1100 de North Piedra Morada Drive, en Pacific Palisades, se extendía con voracidad. "Un infierno desatado", como lo describirían más tarde algunos testigos. El incendio, rápidamente bautizado como "Incendio de Palisades", crecía a una velocidad alarmante, alimentado por los fuertes vientos de Santa Ana.
Antes de la puesta del sol, el fuego había consumido más de 2,900 acres, sin que se lograra contener su avance. Las imágenes aéreas mostraban un panorama desolador: decenas de viviendas y otras estructuras envueltas en llamas, un testimonio silencioso del poder destructivo de la naturaleza. Las autoridades, enfrentadas a una situación crítica, ordenaron la evacuación obligatoria de toda la comunidad de Palisades, hasta el Océano Pacífico.
La magnitud del desastre era impresionante. Más de 10,000 hogares en Pacific Palisades y Malibú se vieron afectados por la orden de evacuación, extendiéndose las advertencias a áreas cercanas como Santa Mónica y Calabasas. Se habilitó un refugio de evacuación en el Centro de Recreación Westwood, en 1350 S. Sepulveda Boulevard, para personas y mascotas.
Las consecuencias inmediatas fueron significativas. Docenas de escuelas del condado de Los Ángeles cerraron sus puertas el miércoles, sumando incertidumbre al caos. La lista completa de cierres se difundió a través de diferentes canales oficiales. Mientras tanto, la causa del incendio permanecía bajo investigación, un interrogante que se sumaba a la incertidumbre general.
Este incendio evoca el recuerdo del Incendio Franklin, ocurrido en Malibú en diciembre pasado, el cual, bajo condiciones similares de viento, consumió más de 4,000 acres y destruyó varias casas. La cercanía geográfica y la similitud de las circunstancias acrecientan la preocupación entre la población, especialmente en zonas con alto riesgo de incendios forestales.