En medio de esta crisis, la figura de Gavin Newsom, gobernador de California, ha quedado en el centro del debate. El presidente electo, Donald Trump, a través de su red social Truth Social, no ha dudado en apuntar directamente a Newsom, acusándolo de negligencia.
Según Trump, Newsom rechazó una declaración que permitiría el flujo de millones de galones de agua desde el norte de California hacia las zonas afectadas, una medida que, según el expresidente, habría prevenido la catástrofe. “El gobernador Newsom se negó a firmar la declaración de restauración de agua… que habría permitido que millones de galones de agua fluyeran diariamente hacia muchas partes de California, incluyendo las áreas que actualmente están ardiendo de una manera virtualmente apocalíptica,” escribió Trump.
La controversia radica en las regulaciones federales y estatales que limitan la cantidad de agua que puede extraerse del Delta de Sacramento-San Joaquín para proteger al pejerrey, un pequeño pez. Trump alega que Newsom priorizó la protección de este pez sobre las necesidades de la población, acusándolo de una decisión que considera "incompetente."
Sin embargo, es importante destacar que la administración de Newsom, junto con la del presidente Biden, anunció el mes pasado nuevas regulaciones para llevar agua a los agricultores y residentes del área de Los Ángeles, modificando una regulación de la era Trump de 2019. Esta decisión, impulsada por grupos ambientalistas para proteger especies como el pejerrey, añade una capa de complejidad al debate.
Durante su campaña en 2024, Trump amenazó con retener la ayuda federal para combatir los incendios si Newsom no modificaba su política. Ironía del destino, la situación actual, con el presidente Biden ofreciendo apoyo y comunicándose con Newsom y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, parece contradecir la postura del expresidente.
Los hechos son concretos: dos personas fallecidas, más de 1000 estructuras destruidas y una creciente emergencia que exige una respuesta inmediata y coordinada. El debate político palidece frente a la escala de la tragedia, dejando un panorama de devastación y un futuro incierto para los afectados.