La solicitud parecía normal: un evento para 70-80 personas, este domingo 12 de enero. Tras una conversación telefónica con un hombre que se identificó como Carlos Alberto Agudelo, acordaron una cotización y una reunión posterior. Todo parecía ir sobre ruedas.
La cotización fue enviada y aceptada. Agudelo, sin embargo, pidió una reunión presencial para "mayor seguridad," ofreciendo cubrir los viáticos del equipo de "Sonidos y Luces Élite" desde Bogotá hasta Tabio. Este detalle, aunque inusual, no generó sospechas inicialmente.
El domingo 5 de enero, el equipo viajó a Tabio. Siguiendo las instrucciones de Agudelo, llegaron a una ubicación específica en Google Maps, una zona rural apartada. "Era una trocha, montaña, campo..." recuerda uno de los afectados.
En ese punto, la situación se complicó. En lugar de encontrarse con Agudelo, recibieron una llamada de un número desconocido. La voz al otro lado, con un tono amenazante y autoritario, se identificó como parte del "frente de seguridad" de la zona, alegando que estaban siendo vigilados por un francotirador.
La llamada se prolongó durante horas. Los estafadores, haciéndose pasar por miembros de un grupo armado, exigieron información personal, incluyendo nombres, edades, y números de identificación. "Nos hacían esperar, nos mantenían en tensión con la amenaza constante de abrir fuego", relataron los afectados.
Para corroborar sus identidades, los estafadores llamaron a los padres de los miembros del equipo. La presión psicológica era extrema. Se les ordenó apagar sus celulares y mantener la comunicación únicamente a través de la llamada. "La presión psicológica era abrumadora. Imaginabas lo peor".
Se les hizo creer que estaban retenidos y que su liberación dependía del pago de un rescate por parte de un familiar. Tras horas de tensión, se les permitió finalmente comunicarse con su familia, quienes cayeron en la trampa, realizando una transferencia bancaria. Finalmente lograron escapar.
Luego de la traumática experiencia, el equipo de "Sonidos y Luces Élite" presentó la denuncia correspondiente. La investigación determinó que se trató de una estafa sofisticada, una modalidad de robo que se está volviendo cada vez más común. La cantidad estafada fue de un millón de pesos.
Esta es un alerta para otros emprendedores y empresarios en México, sobre la necesidad de extremar precauciones en las negociaciones con desconocidos, especialmente cuando se involucran transacciones de alto valor y encuentros presenciales en zonas alejadas.