El próximo lunes 20 de enero, Donald Trump asumirá su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos. Este acto, que se celebrará en la escalinata del Capitolio, se llevará a cabo bajo una atmósfera de máxima alerta. Para garantizar la seguridad del evento, al menos 25,000 agentes y militares de la Guardia Nacional estarán desplegados, reforzando un perímetro protegido por cerca de 30 millas de vallas.
"Hay un ambiente de mayor amenaza que en la pasada investidura de Joe Biden", declaró Matt McCool, agente especial del Servicio Secreto para la capital, en una rueda de prensa. Esta declaración subraya la preocupación de las autoridades ante la posibilidad de ataques, especialmente de "lobos solitarios", individuos que actúan de forma independiente, sin pertenecer a grupos terroristas organizados.
La preocupación de las autoridades no es infundada. Recientemente, se registraron dos incidentes que han elevado el nivel de alerta. Se detuvo a una persona que intentó acceder a la capilla ardiente del expresidente Jimmy Carter con cuchillos, y a otra que planeaba incendiar un vehículo cerca del Congreso. Estos sucesos, sumados a la historia de eventos violentos en Estados Unidos, han impulsado un despliegue masivo de fuerzas de seguridad.
El jefe de la Policía del Capitolio, Thomas Manager, ha señalado la amenaza de los "lobos solitarios" como la principal preocupación. La magnitud del operativo destaca la importancia de garantizar la seguridad del evento y la protección de las autoridades y el público asistente. El operativo incluye un exhaustivo plan de seguridad, que según el agente McCool, "garantizará que el público y las autoridades estén seguras".
Cabe recordar que Trump ya fue víctima de un atentado durante su campaña electoral en 2024, cuando recibió un disparo en un mitin en Pennsylvania. Este evento, condenado internacionalmente, sirvió como un crudo recordatorio de la vulnerabilidad de figuras públicas y la necesidad de una estricta seguridad en eventos de esta magnitud. El operativo actual, sin duda, está diseñado para prevenir cualquier incidente similar.
Los detalles específicos del plan de seguridad se mantienen confidenciales por razones de seguridad, pero la escala del despliegue militar y policial deja claro el compromiso de las autoridades con la protección del evento y de los asistentes.