Más allá de las cifras impactantes, la vida de miles de angelinos se ha visto interrumpida. Decenas de miles de personas fueron evacuadas y, según las últimas declaraciones oficiales, tendrán que esperar al menos una semana antes de poder regresar a sus hogares. Esto no es solo por la evidente destrucción, sino por una serie de factores que aumentan el riesgo considerablemente.
"Había un chat grupal en el que todos se quejaban, se enojaban, decían: ¿por qué siguen dejándonos fuera de nuestras casas?", explicó Ronnen Miz a KTLA, reflejando la creciente frustración entre los residentes.
El Sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, fue contundente: "Va para largo. Como mínimo, al menos otra semana, y eso es una estimación, pero creo que va a ser más largo que eso". La razón de esta demora no es caprichosa. Las líneas de electricidad, gas y alcantarillado están dañadas; residuos tóxicos contaminan el suelo y el aire; y, lo más alarmante, existe una creciente amenaza de desprendimientos de tierra.
La situación es tan crítica que incluso las estructuras que aparentemente sobrevivieron al fuego se encuentran en riesgo. Mark Pestrella, director de Obras Públicas del condado, explicó que la inestabilidad del terreno, debilitado por las llamas y saturado por el agua utilizada en el combate al incendio, podría provocar deslizamientos. Imágenes de Pacific Palisades muestran casas partidas en dos por el derrumbe de laderas, a pesar de que las llamas no las habían alcanzado directamente.
El número de víctimas mortales, que ya asciende a al menos dos docenas, probablemente aumente. Los equipos de búsqueda siguen trabajando entre los escombros. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) inició inspecciones para retirar materiales tóxicos como pesticidas, combustible y baterías de litio, antes de que pueda comenzar la limpieza.
Mientras tanto, unos 900 presos colaboran en las labores de contención y limpieza, una labor que, si bien es invaluable para los bomberos, también genera debate por las condiciones en las que se realiza. Jacob Castro, uno de ellos, expresó a la AFP: "Es la primera cosa que he hecho en mi vida de la que estoy orgulloso. Es una oportunidad de redimirme".
La tragedia ha desatado una ola de solidaridad. Artistas latinos están brindando apoyo a las víctimas, un ejemplo de la resiliencia de la comunidad angelina ante un desafío sin precedentes.