El nombramiento de David Sacks como zar de IA y criptomonedas, junto con la nominación de Paul Atkins para presidir la SEC, ha generado gran expectativa. Esto, sumado a la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia, ha provocado un optimismo palpable en la comunidad criptográfica.
“El mercado entero está aliviado… tenemos un cambio sísmico en el enfoque y el tono del gobierno y las agencias reguladoras,” afirmó Frank Chaparro, inversionista en Bitcoin y director de proyectos especiales en The Block. Este cambio se traduce, en palabras de Chaparro, en que los bancos podrán operar con criptomonedas, una posibilidad vedada durante los últimos cuatro años.
La llamada “desbancarización”, la negativa de las instituciones financieras a trabajar con clientes relacionados con criptomonedas, ha sido un duro golpe para la industria. Nic Carter, inversionista en Castle Island Ventures, la describe como “Operación Chokepoint 2.0”, una referencia a las políticas del gobierno de Obama que afectaron a negocios legales.
Marc Andreessen, un reconocido capitalista de riesgo, ha calificado las acciones de la administración Biden como “terroristas” para las startups. Se estima que al menos 30 empresas en las que invirtió fueron afectadas por esta política de desbancarización, una situación que obligó a muchas a trasladarse al extranjero o a detener sus operaciones.
La opacidad de las razones para esta desbancarización ha generado gran incertidumbre. “Los bancos nunca te dicen por qué te desbancan,” explica Carter. “Puede que verbalmente mencionen riesgos reputacionales, pero la conversación es muy oscura.”
Se espera que la administración Trump revierta esta situación. Dennis Dinkelmeyer, fundador de Midas, una firma de inversión en criptomonedas con sede en Europa, ya está considerando lanzar operaciones en Estados Unidos. “Los fundadores están buscando regresar o expandirse a los Estados Unidos por primera vez en cuatro años,” afirma Dinkelmeyer. “El entusiasmo está regresando y se ve en proyectos como TON que se lanzan al mercado estadounidense.”
La celebración en torno a la llegada de Trump incluye el primer Crypto Ball, un evento de gala con invitados de alto nivel y patrocinios de grandes empresas del sector como Coinbase, Solana, MicroStrategy, Kraken y Galaxy Digital. El evento, con boletos que van desde los $2,500 hasta $1 millón (que incluye una cena privada con el presidente electo), refleja el optimismo reinante.
Aun así, la propuesta de una reserva estratégica estadounidense que priorice criptomonedas nacionales genera controversia. Mientras algunos ven esto como una oportunidad, otros expresan preocupación de que pueda perjudicar al Bitcoin.
Las reuniones de Trump con los fundadores de diferentes criptomonedas, incluyendo Solana, USD Coin y XRP, indican una activa participación del futuro presidente en la configuración del sector. El futuro de las criptomonedas en Estados Unidos se encuentra, sin duda, en un punto de inflexión.