Los recientes incendios en la región han dejado una estela de destrucción, afectando a cientos de familias. Entre ellas, la historia de cuatro mexicanos – tres hermanos y un cuñado – resalta la precariedad que enfrentan los migrantes ante eventos de esta magnitud. Benjamín Domínguez Guevara, de 29 años y originario de Puebla, relata cómo la vivienda que compartían en Altadena se convirtió en cenizas en cuestión de horas.
“La casa estaba llena de humo, nosotros pensamos que teníamos que salir por eso, no porque hubiera un incendio”, recuerda Benjamín, describiendo el momento en que la alarma de sus celulares los despertó en medio de la emergencia. La familia perdió absolutamente todo: sus pertenencias, sus ahorros, y lo más valioso: recuerdos irremplazables. “Se quemaron las fotos de mi papá… es muy triste”, lamenta.
Pero la pérdida material es apenas el inicio de una nueva lucha. Encontrar un techo seguro se ha convertido en su prioridad absoluta. Alejandro, uno de los hermanos, enfrenta una situación aún más compleja: su exesposa y sus cuatro hijas también quedaron sin hogar. La falta de herramientas les impide trabajar, y la perspectiva de encontrar una vivienda asequible en el actual mercado inmobiliario de Los Ángeles parece desalentadora. “Sin dinero nadie nos va a rentar…”, explica Benjamín, consciente de los desafíos que les esperan.
El precio del alquiler en zonas como Altadena, antes del incendio, oscilaba entre los $2,995 y $6,500 dólares mensuales según Redfin. Una situación que agrava aún más la precaria situación de esta y otras familias migrantes, ante la problemática especulación inmobiliaria que se ha denunciado tras el siniestro.
Ante este panorama, el Consulado de México en Los Ángeles ha implementado una estrategia integral para apoyar a sus connacionales afectados. Esto incluye un censo de afectados, presencia en refugios y hospitales, y una campaña de información y asesoría legal. Carlos González Gutiérrez, cónsul general en Los Ángeles, enfatiza que la ayuda está disponible para todos, independientemente de su estatus migratorio, incluyendo la posibilidad de acceder a recursos de la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias).
La situación de estos migrantes destaca la vulnerabilidad de una población que construye su vida en una tierra ajena y que, ante desastres naturales, se enfrenta a una lucha por la supervivencia aún más ardua.