Recientemente, una nueva política del NYPD sobre persecuciones vehiculares ha encendido las alarmas. La decisión de no perseguir vehículos involucrados en delitos menores, anunciada por la comisionada Jessica S. Tisch, ha generado un fuerte rechazo entre los miembros de la Unión de Bodegueros de América (UBA). Para ellos, esta medida no es una solución, sino un grave problema.
El argumento de la comisionada Tisch es claro: "Nueva York es una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, y nuestros agentes merecen una orientación clara y protocolos inteligentes a la hora de determinar si participar en una persecución de vehículos." Las estadísticas respaldan su postura: en 2024, el 25% de las persecuciones vehiculares resultaron en accidentes o daños.
Sin embargo, para Radhamés Rodríguez, presidente de la UBA, la situación es crítica. “Esta política es una bofetada a los propietarios de bodegas que trabajan duro y que ya están en la primera línea del crimen todos los días. NYPD básicamente les ha dado a los criminales luz verde para robar, vandalizar y aterrorizar a las pequeñas empresas sin temor a ser perseguidos.” Su preocupación se basa en el aumento de robos, hurtos y, recientemente, el preocupante incremento de robos de cajeros automáticos (ATM).
Fernando Mateo, portavoz de la UBA, refuerza este argumento: "La comisionada Tisch debe centrarse en hacer que todos los neoyorquinos se sientan seguros, no solo en abordar los delitos graves después de que ocurren." El gremio ha presentado videos como evidencia de la vulnerabilidad a la que se enfrentan.
La situación se agrava con la proliferación de delitos donde los criminales huyen en vehículos. Un ejemplo reciente: el robo de 50 cajeros automáticos en bodegas entre septiembre y diciembre de 2024. Aunque un caso llamativo, como la persecución y arresto de Celestino Colón, quien robó un cajero automático y fue detenido tras una peligrosa persecución, no representa la norma. La UBA teme que casos similares aumenten ante la falta de persecuciones por delitos menores.
El debate está abierto. La seguridad de los negocios y la eficiencia de las políticas policiales se enfrentan en una compleja ecuación. La nueva estrategia del NYPD busca minimizar riesgos, pero la UBA denuncia un vacío que deja a los comerciantes vulnerables ante una delincuencia cada vez más audaz.