El republicano, quien gobernó Estados Unidos entre 2017 y 2021, regresa a la Casa Blanca el 20 de enero con una agenda repleta de promesas audaces. Entre ellas, destacan deportaciones masivas, el indulto a los implicados en el asalto al Capitolio y la derogación de políticas ambientales. Pero más allá de la política interna, sus recientes acciones internacionales han generado incertidumbre.
Amenazas arancelarias contra México y Canadá, la posibilidad de incorporar a Canadá como el estado 51 de la Unión Americana, y la posibilidad de retomar el control del Canal de Panamá, traspasado a Panamá en 1999, son sólo algunas de las acciones que han sembrado dudas sobre su verdadero propósito.
Su estilo, aprendido del abogado Roy Cohn, se caracteriza por "atacar siempre, nunca disculparse y jamás admitir una derrota". Esta estrategia, efectiva en el mundo de los negocios y la televisión, ha dejado a muchos analistas preguntándose si sus declaraciones son meras provocaciones o reflejan intenciones reales. Mientras algunos, como el Secretario de Estado Antony Blinken, consideran que “no merece la pena invertir tiempo” en sus comentarios más extremos, otros, como el congresista republicano Carlos Giménez, advierten que hay que tomarlo "en serio, aunque pueda sonar un poco extraño".
Las consecuencias de sus palabras ya son palpables. Sus declaraciones impactaron en la situación del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, debilitándolo políticamente y contribuyendo a su renuncia. También ha influido en la crisis de rehenes en Gaza, donde su intervención fue clave para lograr una tregua. Sin embargo, es importante recordar que durante su primer mandato, muchas de sus promesas quedaron sin cumplirse, ya sea por problemas legales o por las limitaciones de una administración a veces caótica.
Un ejemplo es su promesa de acabar con la ciudadanía por nacimiento, un derecho consagrado en la Enmienda 14 de la Constitución. Esta iniciativa requeriría una modificación constitucional casi imposible de lograr. La complejidad del proceso y la resistencia que seguramente encontrará plantean serias dudas sobre la viabilidad de esta propuesta, entre otras tantas.
El panorama internacional se encuentra ante un periodo de incertidumbre. La magnitud de las acciones que Donald Trump pueda llegar a implementar durante su segundo periodo presidencial sigue siendo una incógnita, de la que sólo el tiempo revelará la respuesta.