Vecinos observaban con angustia cómo las lenguas de fuego devoraban una casa en la calle Ada Drive. En medio del caos, el Capitán Anthony Harper, del Engine 163 del FDNY, respondió a las múltiples llamadas de emergencia. No eran solo adultos los atrapados, una información crucial llegó a oídos del capitán: “quedaba un bebé dentro”, le alertó un civil. Ese dato cambió radicalmente la escena.
Sin dudar, Harper se adentró en la casa en llamas. El humo era denso, la visibilidad casi nula. Bajó al sótano, un laberinto de humo y fuego, y encontró al bebé en una litera, en la parte trasera de la casa. La situación era crítica; cada segundo contaba.
En lugar de intentar una salida compleja a través del apartamento, el Capitán Harper identificó una ventana como la ruta de escape más rápida y segura. Con el bebé en brazos, lo trasladó con rapidez hacia la luz, hacia la ventana, cediéndole el pequeño a Ryan Smith del Engine 166 quien lo esperaba al otro lado. Una maniobra precisa en medio del caos.
El bebé, tras recibir atención médica inmediata en el lugar, fue trasladado al Hospital Universitario de Staten Island en condición crítica. Otros dos adultos y dos menores, que lograron evacuar por sus propios medios, también fueron atendidos. El incendio, de dos alarmas, fue controlado en menos de 40 minutos por los valientes bomberos.
Mientras las autoridades investigan las causas del incendio en el 267 Ada Drive, el suceso destaca la valentía y la rápida respuesta de los servicios de emergencia, especialmente la acción heroica del Capitán Harper y su equipo. El incidente deja en evidencia la importancia de la capacitación y el entrenamiento de los equipos de rescate en situaciones de alto riesgo.