La llegada del frente frío, pronosticada para este sábado, traerá consigo no solo lluvia en las zonas bajas, sino también nieve en las montañas, a partir de los 4.000 pies de altura el domingo. Según el meteorólogo de KTLA, Henry DiCarlo, “Eso habla de lo frío que estará el aire que llegará durante el fin de semana. Vamos a ver una caída masiva de las temperaturas.” Se espera que Los Ángeles pase de máximas de 81 grados Fahrenheit el jueves a alrededor de 56 grados el domingo.
La cantidad de lluvia prevista es moderada: se espera entre un cuarto y un tercio de pulgada en algunas áreas, aunque no se anticipa una precipitación generalizada. Esta es una buena noticia, según DiCarlo: “Lo cual es bueno. No queremos ver una lluvia fuerte… tenemos esas áreas quemadas… así que un poco de lluvia ligera a moderada ayudaría. Las lluvias fuertes no lo harían simplemente por la posibilidad de cualquier tipo de deslizamiento en el suelo”.
Sin embargo, la posibilidad de lluvias, aunque beneficiosa en general, plantea preocupaciones sobre las zonas afectadas recientemente por incendios, como las cicatrices de los incendios de Palisades y Eaton. La precariedad del terreno, debilitado por el fuego, incrementa el riesgo de deslizamientos. De hecho, un ejemplo reciente ilustra este peligro: una casa que sobrevivió al incendio de Palisades fue destruida por un deslizamiento días después, "una casa que sobrevivió al devastador incendio de Palisades fue destruida días después cuando un deslizamiento de tierra la partió por la mitad", según reportes de Sky5 en el bloque 17000 de Castellammare Drive.
Antes de la llegada de la lluvia, el Servicio Meteorológico Nacional advierte sobre un último día de vientos de Santa Ana potencialmente peligrosos el martes, con ráfagas de hasta 70 mph en las costas y valles. DiCarlo menciona que “Una vez que lleguemos al mediodía, comenzaremos a ver que los vientos disminuyen… desafortunadamente, los vientos serán intermitentes hasta aproximadamente el jueves… ciertamente no tan fuertes como lo han sido”.
Los cambios climáticos previstos implican una transición brusca, pasando de un riesgo por incendios a un riesgo por inundaciones y deslizamientos de tierra en zonas vulnerables. El monitoreo constante de las condiciones meteorológicas y las zonas de riesgo será crucial en los próximos días.