Pero, ¿qué sucede cuando el agua que bebemos, esa misma que nos da vida, contiene sustancias nocivas? Un reciente estudio de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (USC) ha revelado una alarmante situación.
La investigación se centra en las sustancias Perfluoroalquiladas y Polifluoroalquiladas (PFAS), también conocidas como "químicos eternos". Estos compuestos, de los cuales existen más de 4,700, son extremadamente persistentes en el medio ambiente y en el cuerpo humano. Se utilizan en una gran variedad de productos, desde utensilios de cocina hasta ropa impermeable, gracias a sus propiedades repelentes al agua y al aceite, y su resistencia a altas temperaturas y químicos.
"Son conocidos como los químicos eternos porque son extraordinariamente persistentes en el medio ambiente y en nuestros cuerpos," señala el estudio. Esta persistencia es precisamente lo que los convierte en un grave problema de salud pública.
La exposición a los PFAS se ha relacionado con una serie de problemas de salud preocupantes, incluyendo:
- Daño hepático
- Enfermedad tiroidea
- Obesidad
- Problemas de fertilidad
- Algunos tipos de cáncer, como el digestivo, respiratorio, de boca, piel y faringe.
La investigación continúa buscando soluciones para mitigar la contaminación y sus efectos a largo plazo en la salud. Se espera que estos hallazgos impulsen investigaciones futuras y la implementación de medidas para proteger la calidad del agua potable y la salud pública.