Suena a película, pero es la realidad que enfrentan diariamente los agentes de la CBP. El pasado martes 14 de enero, en el Puente Internacional de Pharr, Texas, la rutina se rompió. Un tractor, proveniente de México, fue seleccionado para una inspección más exhaustiva. No se trataba de un procedimiento al azar; la selección se basó en un perfil de riesgo determinado por inteligencia previa.
El procedimiento involucró tecnología de punta, incluyendo herramientas no intrusivas (NII), y el apoyo inestimable de canes adiestrados en la detección de narcóticos. Fue precisamente este equipo el que dio con el hallazgo: 30 paquetes de cocaína, con un peso total superior a los 33 kilogramos.
“Nuestros oficiales ejercen una vigilancia firme y su entrenamiento, experiencia y uso de recursos de alta tecnología llevaron al descubrimiento de este cargamento de cocaína,” afirmó Carlos Rodríguez, director del puerto de Hidalgo/Pharr/Anzaldúas, destacando la efectividad de la estrategia implementada. La operación no sólo resultó en la incautación de la droga, sino también en el arresto de los traficantes implicados.
El valor estimado del cargamento asciende a la impresionante cifra de 987,872 dólares, un golpe certero a las redes de narcotráfico que operan en la región. Este decomiso representa no solo un éxito financiero, sino también un triunfo estratégico en la lucha contra el crimen organizado.
La CBP, tras este importante decomiso, reafirmó su compromiso con la seguridad fronteriza y la lucha contra el tráfico de drogas. Detrás de cada operación exitosa hay un arduo trabajo de investigación, coordinación y la utilización de recursos tecnológicos de vanguardia. El objetivo principal: proteger las comunidades y evitar que sustancias ilegales lleguen a las calles de Estados Unidos.