La reciente noticia proviene de Texas, donde el gobernador Greg Abbott ha tomado una decisión que intensifica la presencia estatal en la región fronteriza. Aunque no se revelaron detalles específicos al principio, la magnitud de la acción es significativa.
Se trata del envío de 400 soldados adicionales, procedentes de bases militares en Houston y Fort Worth, al Valle del Río Grande. Estos soldados se integrarán a la Fuerza Táctica Fronteriza de Texas, una iniciativa lanzada en 2023 como parte de la Operación Lone Star, un programa de seguridad fronteriza a gran escala que ya ha desplegado miles de efectivos de la Guardia Nacional y la policía estatal.
Según el comunicado oficial, la colaboración con la Patrulla Fronteriza será clave. Abbott justifica la medida citando la "crisis fronteriza de la administración del presidente Joe Biden y su negativa a proteger a los estadounidenses". El gobernador destaca la nueva alianza con la administración del presidente Donald Trump, a quien agradece su "liderazgo decisivo en la frontera sur".
La oficina del gobernador asegura que este refuerzo militar tiene como objetivo "detener la entrada de inmigrantes ilegales y hacer cumplir las leyes de inmigración". La Operación Lone Star, en su conjunto, representa un esfuerzo considerable y prolongado por parte del estado de Texas para abordar la situación en la frontera.
El impacto a largo plazo de este nuevo despliegue militar, su costo y su eficacia real en el control migratorio, son aspectos que requieren un análisis más profundo y que serán seguidos de cerca por expertos y la opinión pública.