El centro de la atención: Anderson, un hombre de 25 años, identificado como un cabecilla del temido Tren de Aragua, una organización criminal venezolana. Su aprehensión, realizada por agentes fuertemente armados de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) – quienes incluso utilizaron una palanca para acceder al departamento – fue descrita por testigos como contundente.
Según reportes del New York Post y PIX 11, Zambrano-Pacheco ya era buscado por delitos graves en Aurora, Colorado. Se le imputan cargos por secuestro, allanamiento de morada y amenazas con armas de fuego, concretamente por un violento allanamiento en agosto pasado, registrado por cámaras de seguridad. El New York Post detalla que este incidente, donde "un grupo armado irrumpió en un apartamento de Aurora", expuso la creciente presencia del Tren de Aragua en la zona.
La Policía de Aurora, a través del oficial de información pública Joe Moylan, confirmó los cargos contra Zambrano-Pacheco y describió la atmósfera de terror generada en la comunidad por las acciones del sospechoso y su grupo. "Amenazaron a los residentes de dos apartamentos con armas", declaró Moylan.
El operativo en Nueva York, de gran envergadura, fue una coordinación entre múltiples agencias federales: el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la Policía de Nueva York (NYPD), la DEA y otras. La Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, personalmente supervisó la redada, compartiendo imágenes en redes sociales donde se le ve usando un chaleco antibalas de ICE, describiendo a Zambrano-Pacheco como un “extranjero criminal con cargos de secuestro, asalto y allanamiento” y asegurando que “desechos como este continuarán siendo removidos de nuestras calles”.
El futuro de Anderson permanece incierto. La posibilidad de extradición a Colorado para enfrentar los cargos pendientes o la deportación a Venezuela aún está en debate. Un portavoz de ICE, citado por PIX 11, indicó que las operaciones en Nueva York forman parte de un esfuerzo más amplio para mantener a “criminales peligrosos” fuera de las comunidades estadounidenses. La situación resalta la creciente preocupación por la expansión de organizaciones criminales internacionales en Estados Unidos.