La fuente de esta creciente inquietud parece provenir del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), que, según reportes de NBC News, ha intensificado sus operaciones a un ritmo sin precedentes. Se ha revelado que el ICE tiene un nuevo enfoque estratégico para sus redadas.
El plan, según las filtraciones, se centra en la selección de tres ciudades importantes cada semana como objetivo principal de los operativos. Este lunes, la estrategia comenzó con redadas en Chicago, siguiendo el martes en la ciudad de Nueva York, bajo la supervisión directa de la nueva Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.
Se espera que Aurora, un suburbio de Denver con una importante población hispana, sea la tercera ciudad afectada esta semana. La estrategia, según fuentes de NBC News y The Washington Post, se repetirá semanalmente con diferentes ciudades como objetivo.
La ambición de esta nueva política migratoria es contundente: se ha fijado una meta diaria de entre 1200 y 1500 detenciones para los agentes del ICE, repartidos en sus 25 oficinas a lo largo y ancho del país. El lunes, se registraron 1179 detenciones, la cifra más alta desde el regreso de Trump a la presidencia, un dato que ha generado reacciones encontradas en la opinión pública.
De esta cifra significativa, solo el 52%, aproximadamente 613 personas, fueron consideradas "arrestos criminales", es decir, individuos con antecedentes penales en Estados Unidos o con procesos pendientes en otros países. Esta información proporciona un contexto crucial para comprender la magnitud y el alcance de las medidas implementadas.
El cambio en el ritmo y la estrategia del ICE ha generado un clima de incertidumbre e intensificado el debate sobre las políticas migratorias en Estados Unidos. Las implicaciones a largo plazo de estas medidas siguen siendo materia de análisis y discusión.