Pero más allá de las postales invernales, un incidente en el Aeropuerto Internacional de Gimhae ha acaparado la atención. Un avión de la aerolínea Air Busan, programado para volar a Hong Kong, sufrió un incendio en su cola, justo antes de su despegue a las 10:30 pm (hora de Seúl).
El susto fue mayúsculo, pero afortunadamente, se evitó una tragedia. Los 169 pasajeros y los 7 miembros de la tripulación lograron evacuar la aeronave sin reportarse heridos, según información de The Korea Times y Yonhap. Las llamas se extendieron rápidamente hacia el fuselaje, requiriendo una rápida intervención de las autoridades para controlar el siniestro, como lo reporta Korea JoongAng Daily.
Las autoridades ya han iniciado las investigaciones para determinar las causas exactas del incendio. Este incidente, aunque sin víctimas, pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en los aeropuertos. Se espera un informe completo en los próximos días.
Este evento se da en un contexto de clima adverso: "Buena parte del centro y sur de Corea del Sur amaneció hoy con un manto blanco que alcanzó los 120 centímetros en zonas montañosas..." informa la agencia meteorológica surcoreana, previendo nevadas y lluvia hasta el miércoles, con acumulaciones de hasta 15 centímetros en algunas regiones.
Cabe recordar el trágico accidente ocurrido hace un mes en el Aeropuerto Internacional de Muan, donde un Boeing 737-800 se estrelló causando 179 muertes. Aunque las circunstancias son diferentes, ambos sucesos resaltan la vulnerabilidad ante eventos inesperados en el sector aéreo, especialmente en condiciones climáticas desafiantes.
Las autoridades continúan trabajando en la investigación del incendio en el aeropuerto de Gimhae, mientras el país lucha contra las severas condiciones climáticas que han afectado significativamente la vida cotidiana de los surcoreanos.