La urgencia de la situación se palpaba en cada instante, y el destino de una pequeña viajera pendía de un hilo. El barco humanitario Ocean Viking, operado por la ONG SOS Méditerranée, se convirtió en el escenario de una operación de reanimación crucial. A bordo, una niña de tan solo 7 años sufrió un paro cardíaco. La situación, descrita como "crítica" por la organización, se desarrolló durante la noche, poco después de que la menor y su madre fueran rescatadas junto con otros 90 migrantes en aguas del Mediterráneo central.
Gracias a la rápida intervención de la tripulación, se le practicó reanimación cardiopulmonar con éxito. Posteriormente, tanto la niña como su madre fueron trasladadas de emergencia a Malta en helicóptero. La ONG se mantiene reservada respecto a la identidad y origen de la familia, priorizando su privacidad en este momento delicado.
Este incidente se suma a la trágica realidad de las rutas migratorias. "Una madre superviviente perdió a sus tres hijos: uno murió en los brazos del médico mientras lo reanimaba, uno fue encontrado muerto y otro murió perdido en el mar. Fue desgarrador," declaró Arturo Centore, comandante del barco de la ONG alemana Sea Punks, refiriéndose a un naufragio cercano a Lampedusa donde tres niños perdieron la vida.
El panorama migratorio en Italia es alarmante. Las cifras oficiales del Ministerio del Interior italiano revelan un aumento significativo en los desembarcos: 3,312 migrantes han llegado a las costas italianas en lo que va de año, más del doble que en el mismo periodo de 2024 (1,420 migrantes). Mientras tanto, el gobierno de Giorgia Meloni continúa con su política de repatriación de migrantes a Albania, habiendo enviado ya a 49 personas a centros polémicos en ese país.
El contraste entre la lucha por la vida de la niña de siete años y la fría estadística de las llegadas, y las políticas de repatriación, subraya la complejidad de la crisis migratoria en el Mediterráneo. Una situación que exige una atención urgente y soluciones humanitarias efectivas.