PEPFAR en riesgo: La OMS alerta sobre un retroceso en la lucha contra el VIH/SIDA
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El foco se centra en el programa PEPFAR (Plan Presidencial de Emergencia para el Alivio del Sida), una iniciativa estadounidense que ha sido fundamental en la lucha contra el VIH/SIDA en países en desarrollo. Se estima que 20 millones de personas en todo el mundo, incluyendo 566,000 niños, reciben tratamiento gracias a este programa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido una seria advertencia. La decisión de la administración actual de detener las distribuciones de medicamentos bajo el programa PEPFAR, incluso aquellos ya adquiridos y en camino a los centros de salud, representa una grave amenaza para millones de vidas. “Una repentina y prolongada detención de estos programas no permitirá una transición controlada y pone a millones de vidas en peligro”, indicó la OMS en un comunicado.
Esta medida, parte de un plan mayor de recorte en ayuda exterior, podría tener consecuencias devastadoras. La OMS advierte que la interrupción de PEPFAR podría significar un retroceso de décadas en la lucha contra el VIH/SIDA, con un potencial aumento significativo en las infecciones y muertes, regresando a cifras alarmantes similares a las de los años 80 y 90.
Las cifras son contundentes. Actualmente, existen casi 40 millones de personas viviendo con VIH en el mundo, y más de 30 millones dependen de programas como PEPFAR para acceder a los tratamientos antirretrovirales. En 2023, 1.3 millones de personas contrajeron el virus y 630,000 fallecieron por enfermedades relacionadas con el SIDA. El impacto de esta decisión podría revertir significativamente estos avances.
La administración ha justificado su decisión dentro de un contexto general de revisión de la ayuda exterior, un asunto que genera un debate complejo y con implicaciones de largo alcance a nivel mundial. La paralización del programa PEPFAR, sin embargo, presenta un escenario preocupante debido a sus efectos directos e inmediatos sobre la salud pública.
La situación se complica aún más por la orden simultánea de salida de Estados Unidos de la OMS, un movimiento que ya se intentó durante el primer mandato y que genera incertidumbre sobre la cooperación internacional en la lucha contra enfermedades globales.