La tragedia de la migración continúa dejando huellas devastadoras en el Mediterráneo central, como lo demuestra la muerte de una niña de 7 años, rescatada a bordo del barco humanitario *Ocean Viking* de SOS Méditerranée. La niña había sufrido un paro cardíaco durante el rescate, pero los médicos lograron reanimarla antes de trasladarla en helicóptero a Malta, donde, lamentablemente, falleció poco después. Esta tragedia subraya el horror de un mar que, día tras día, se convierte en un cementerio para migrantes en busca de un futuro mejor.
La ONG denunció que esta muerte no es un destino inevitable, sino el resultado de decisiones políticas y leyes que desatienden las vidas de quienes intentan huir del sufrimiento en Libia y otros países. Mientras tanto, los rescates continúan, con *Ocean Viking* enfrentando la dura tarea de navegar miles de kilómetros para llevar a los sobrevivientes a un lugar seguro. A pesar de los esfuerzos, las condiciones del mar y la falta de un sistema de rescate eficiente ponen en riesgo a miles de migrantes.
Esta tragedia se suma a otras pérdidas recientes, como la de una mujer que perdió a sus tres hijos en un naufragio cerca de Lampedusa. Las estadísticas del Ministerio del Interior de Italia reflejan un alarmante aumento en los desembarcos de migrantes, con más de 3,000 llegadas este año, lo que refleja un preocupante incremento en las rutas migratorias por el Mediterráneo central.
Italia enfrenta no solo un incremento en la llegada de migrantes, sino también una política más estricta de deportaciones impulsada por el gobierno de Giorgia Meloni. La reanudación de repatriaciones a Albania para migrantes sin derecho al asilo ha sido un tema de controversia, en un contexto donde la vida de aquellos que buscan refugio sigue en riesgo debido a la falta de un sistema de rescate y la indiferencia de muchas políticas migratorias.