En un giro sorprendente, Donald Trump, desde la Oficina Oval, anunció este miércoles una medida que promete sacudir el sistema: la imposición de aranceles recíprocos a partir de la semana entrante. Esta decisión, previamente mencionada durante su campaña, implicará gravar las importaciones de aquellos países que también apliquen tasas a los productos estadounidenses. La ambigüedad de lo que Trump considera "aranceles recíprocos" ya ha generado debate, dado que en el pasado ha incluido impuestos como el IVA europeo dentro de esta categoría.
“La semana que viene anunciaré el comercio recíproco, para que se nos trate de la misma manera que a otros países,” declaró Trump antes de reunirse con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba. Si bien no especificó los mercados afectados, es claro que muchos países imponen aranceles a productos estadounidenses superiores a los que Estados Unidos aplica a sus importaciones. Esta medida contrasta con las tarifas del 25% impuestas (y luego aplazadas) a México y Canadá la semana pasada, una acción que no formó parte de sus promesas de campaña.
La promesa de campaña de Trump de imponer "el mismo arancel exacto" a cualquier país que grave productos estadounidenses está en el centro de la controversia. Sus declaraciones recientes en la Casa Blanca refuerzan esta postura, al mencionar la necesidad de un trato justo frente a lo que él considera como prácticas desleales. “Nos están estafando mucho, y Estados Unidos está cansado de que le estafen y punto,” afirmó con contundencia, vinculando esta situación con la deuda nacional. La estrategia, sin embargo, sigue siendo ambigua. ¿Se trata de una táctica de negociación o una decisión definitiva?
En un contexto de desequilibrio comercial, con un déficit de 68.468 millones de dólares con Japón, Trump aseguró que se trabajará para equilibrar la balanza. A pesar del veto a la compra de US Steel por Nippon Steel (una decisión del anterior presidente Joe Biden, pero respaldada por Trump), el presidente expresó una actitud amistosa hacia Japón, afirmando que “Nos encanta Japón”. Se plantea la posibilidad de que Japón incremente las compras de gas natural licuado de Estados Unidos para mitigar este desequilibrio.
Un giro inesperado en esta compleja situación se da con la suspensión de los aranceles del 10% a importaciones chinas inferiores a 800 dólares. Esta medida, que había afectado a empresas como Temu y Shein, se revoca debido a la incapacidad del gobierno estadounidense para procesar eficientemente la gran cantidad de envíos. Esto provocó la interrupción temporal de los envíos postales desde China y Hong Kong, generando aún más caos. El gobierno de Xi Jinping, por su parte, ha respondido con sus propias represalias arancelarias. La decisión deja abierta la posibilidad de un diálogo futuro, aunque una llamada entre Trump y Xi Jinping no se ha materializado hasta el momento.
La situación continúa evolucionando, dejando en el aire las implicaciones a largo plazo para el comercio global y la economía mexicana.