El Pentágono planea recorte de 50 mil millones para financiar las políticas de Trump
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En el centro de esta reorganización se encuentra Pete Hegseth, Secretario de Defensa, quien bajo las directrices del Presidente Donald Trump, ha ordenado la identificación de 50 mil millones de dólares en recortes presupuestales para el próximo año fiscal. Esta cifra, equivalente a aproximadamente el 8% del presupuesto militar, representa un ajuste drástico con el objetivo de financiar las prioridades políticas de la administración actual.
Según el Subsecretario de Defensa, Robert Salesses, "el tiempo de preparación ha terminado". La estrategia se centra en reducir lo que se considera "burocracia excesiva", junto con programas relacionados con el cambio climático y otras iniciativas sociales, descritas como "programas progresistas", incluyendo las de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
Entre las prioridades de la administración Trump destaca la construcción de la "Cúpula de Hierro para Estados Unidos", un ambicioso sistema de defensa aérea multicapa con capacidad, según el Presidente, para derribar misiles incluso desde el espacio. Esta iniciativa, junto con otras prioridades de seguridad nacional, justifica los recortes.
Sin embargo, la falta de claridad sobre qué programas específicos sufrirán los recortes genera inquietud. Se especula sobre posibles reducciones en programas de diversidad y equidad, así como en iniciativas para mitigar el impacto del cambio climático, como la adquisición de combustibles alternativos para aviones o la adaptación de bases militares a fenómenos meteorológicos extremos. El ejemplo de la Base de la Fuerza Aérea Tyndall en Florida, afectada significativamente por un huracán en 2018, ilustra la vulnerabilidad.
Este recorte presupuestal se asemeja en magnitud al "secuestro de gastos" de 2013, donde se recortaron 56 mil millones de dólares en pocos meses. En aquella ocasión, los recortes afectaron áreas como operaciones, mantenimiento y personal, impactando directamente en la capacitación y el número de efectivos militares. La historia de esos recortes sirve como una advertencia sobre las posibles consecuencias de una reducción tan drástica del gasto militar. Este proceso de ajuste presupuestal pone en evidencia el reto de equilibrar las prioridades políticas con las necesidades operativas de las fuerzas armadas.
El proceso de solicitud para el año fiscal 2026, que comienza el 1 de octubre, ya está en marcha, lo que pone de manifiesto la urgencia de esta reestructuración presupuestaria dentro del Pentágono. Las decisiones que se tomen en este contexto tendrán consecuencias de largo alcance para la estructura y la capacidad de las fuerzas armadas de Estados Unidos.