Trata de menores en hotel Wyndham: Demandan por negligencia
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La facilidad con la que se establecen contactos a través de internet, a veces, facilita la acción de depredadores que se aprovechan de la confianza y la inexperiencia de sus víctimas. En Dallas, Texas, una demanda judicial ha puesto en el ojo del huracán a un hotel de la cadena Hawthorn Suites y a su empresa matriz, Wyndham Hotels. El centro de la controversia: una joven de 16 años, identificada únicamente como víctima, que fue traficada durante semanas en el establecimiento en 2020.
Según la demanda, presentada a finales del año pasado por el abogado Zeke Fortenberry, la joven fue llevada al hotel cerca de Love Field por Chris Owens. “Mi clienta conoció a un chico por Internet y empezaron a chatear,” explicó Fortenberry, “Lo siguiente que supo fue que la estaban prostituyendo en una habitación durante unas cuatro semanas a diario.”
La situación de la joven, quien fue atraída desde Houston, se caracterizó por la explotación constante. Su imagen fue publicada en sitios web para adultos, y fue vendida y violada repetidamente. Su rescate se produjo gracias a un oficial encubierto de Dallas que arrestó a Owens, quien posteriormente fue sentenciado a 11 años de prisión federal por intento de tráfico infantil tras un acuerdo de culpabilidad en 2022. Incluso estando en libertad bajo fianza, intentó reclutar a otra víctima (un agente federal encubierto).
La demanda alega negligencia por parte del personal del hotel. Fortenberry argumenta que señales obvias de trata, como una joven acompañada por un hombre mayor sin equipaje y pagos en efectivo por varias noches, deberían haber alertado al personal. Además, se mencionan comentarios en internet que sugieren que otros clientes habían observado actividades sospechosas en el hotel.
Wyndham Hotels, por su parte, niega cualquier irregularidad y argumenta que los actos fueron cometidos por terceros ajenos a su control, solicitando el despido de la demanda. La situación plantea un debate crucial sobre la responsabilidad de los establecimientos en la prevención de la trata de personas. Las acusaciones, junto con la historia de la víctima, pintan un panorama complejo donde la tecnología, la vulnerabilidad juvenil y la posible negligencia se entrelazan.
El caso, con sus implicaciones legales y éticas, deja abierta la incógnita sobre hasta qué punto las empresas hoteleras tienen la obligación de actuar frente a posibles indicios de tráfico en sus instalaciones, y qué medidas preventivas deberían tomar para proteger a sus huéspedes más vulnerables.