Incendio de la fábrica 'Triangle Shirtwaist': el origen del 8M

El 8 de marzo no es simplemente una fecha señalada en rojo en el calendario; es el Día Internacional de la Mujer, un día cargado de significado, de lucha y de memoria. Aunque muchos lo asocien con flores y felicitaciones, su origen es mucho más complejo y doloroso de lo que se piensa.
La verdadera raíz de esta conmemoración nos lleva a un trágico suceso: el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York, el 25 de marzo de 1911. "Un desastre industrial que marcó un antes y un después", recuerda la historiadora María Elena Ramírez.
En esa fábrica, 146 mujeres, en su mayoría jóvenes inmigrantes de apenas 20 años, perdieron la vida. No murieron por un accidente fortuito, sino a causa de una negligencia criminal. Las puertas de las escaleras estaban cerradas con llave y las salidas de emergencia selladas para prevenir robos, atrapando a las trabajadoras en un infierno de llamas, humo y escombros. Muchas perecieron quemadas, otras aplastadas por el derrumbe y algunas más, desesperadas, se quitaron la vida al verse sin escapatoria.
Este evento, uno de los mayores desastres industriales en la historia de Estados Unidos, fue un catalizador. Desató una ola de protestas y demandas de justicia, impulsando cambios legislativos fundamentales en materia laboral y la formación de organizaciones como el Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles. La lucha por mejores condiciones de trabajo, por salarios justos y por el reconocimiento de los derechos de las mujeres, comenzó a tomar fuerza a partir de ese momento.
Las consecuencias del incendio de la Triangle Shirtwaist Factory resonaron a lo largo del siglo XX y siguen resonando en el siglo XXI. Si bien se han logrado avances significativos, la lucha por la igualdad de género continúa. El 8 de marzo nos recuerda que la conmemoración no es una celebración, sino un recordatorio constante de la necesidad de seguir trabajando para lograr un mundo más justo e igualitario para todas las mujeres.
El sacrificio de aquellas 146 mujeres no debe olvidarse. Su historia, aunque dolorosa, es un faro que ilumina el camino hacia un futuro donde la justicia social y la igualdad de oportunidades sean una realidad para todas.