Audrey Hepburn: la heroína secreta de la Segunda Guerra Mundial

Hablamos de Audrey Hepburn, la icónica actriz que cautivó al mundo con su elegancia y talento. Pero detrás de la imagen de la “princesa que quería vivir” se esconde una faceta poco conocida: su participación en la resistencia neerlandesa durante la Segunda Guerra Mundial. Nacida en Bruselas en 1929, hija de la baronesa neerlandesa Ella van Heemstra y el empresario británico Joseph Hepburn-Ruston, su infancia estuvo marcada por la inestabilidad familiar.
La influencia de las ideas fascistas en sus padres configuró una etapa crucial en la vida de la joven Audrey. Su padre, tras simpatizar con las ideologías de Oswald Mosley y la Unión Británica de Fascistas, abandonó a la familia cuando Audrey tenía apenas seis años. Posteriormente, sería arrestado bajo cargos de "asociación con organizaciones fascistas extranjeras". Mientras tanto, su madre, Ella van Heemstra, mantenía "una admiración por Adolf Hitler", un hecho que Audrey, según declaraciones posteriores de su hijo Luca Dotti, nunca le perdonó.
El cambio radical llegó con la invasión nazi a Países Bajos en mayo de 1940. La familia se mudó, y Audrey, bajo su nombre neerlandés, Adriaantje van Heemstra, se enfrentó a las dificultades de una nueva cultura y al horror de la guerra. La muerte de su tío, el conde Otto van Limburg Stirum, un destacado líder de la resistencia ejecutado por los nazis, marcó un punto de inflexión.
La situación se agravó: la familia sufrió las consecuencias de la ocupación, experimentando la hambruna y la represión. A sus 15 años, Audrey se enfrentó a un ultimátum: unirse al Sindicato Cultural de Artistas de la Alemania nazi o abandonar la danza, su gran pasión. Ella eligió la segunda opción, pero no se rindió a la adversidad. En secreto, realizaba presentaciones de ballet, recaudando fondos para la resistencia. En un espacio iluminado por una sola vela, su arte se convertía en un acto de rebeldía.
Su compromiso trascendió la danza. En 1944, se unió a la resistencia como asistente del doctor Hendrik Visser 't Hooft. Se involucró en tareas cruciales, como el transporte de mensajes cifrados, demostrando una valentía excepcional. La Operación Market Garden, con sus aterradores enfrentamientos cerca de su hogar, fue un episodio especialmente dramático en su experiencia.
Su agilidad y astucia le permitieron sortear peligros constantes. Incluso, en una ocasión, evitó ser interrogada por la policía neerlandesa usando su ingenio y encanto. Su capacidad para desenvolverse en situaciones extremas, la experiencia de la hambruna, y la muerte de su tío, la marcaron profundamente y dejaron una huella indeleble en su vida, definiendo la fuerza y determinación que la caracterizaría para siempre.
Tras la liberación de Países Bajos, Audrey, debilitada por la desnutrición, buscó una nueva oportunidad. Aunque su sueño de ser bailarina profesional se vio truncado por las secuelas de la guerra, encontró su camino en el mundo de la actuación, dejando un legado que perdura hasta nuestros días.