Myanmar: terremoto agrava crisis humanitaria tras ataques aéreos

El terremoto de magnitud 7.7, que dejó cerca de 1,700 muertos según reportes iniciales, ha golpeado fuertemente a la nación ya fracturada por la guerra civil. En medio del caos y la desesperación por la emergencia, la Unión Nacional Karen (KNU), un importante ejército étnico, ha denunciado que la junta militar, lejos de concentrar sus esfuerzos en el rescate y la ayuda humanitaria, continúa con sus ataques aéreos.
“La junta continúa realizando ataques aéreos contra zonas civiles, incluso mientras la población sufre tremendamente por el terremoto,” señala un comunicado de la KNU. Esta acusación, que la junta militar aún no ha respondido, ha generado una profunda consternación. Mientras los rescatistas luchan contra el tiempo para salvar vidas, la población también enfrenta la amenaza constante de la violencia.
El conflicto armado entre la junta y varios grupos de oposición, intensificado desde el golpe de Estado de 2021 que derrocó al gobierno de Aung San Suu Kyi, se ha convertido en un escenario complejo. La situación se complica aún más por la dificultad para acceder a las zonas afectadas por el terremoto, muchas de ellas controladas por grupos armados. La información fluye con cuentagotas, dificultando la evaluación precisa de la situación humanitaria.
Para añadir más complejidad, el epicentro del terremoto se ubicó en territorio controlado por el ejército, pero los daños se extienden a zonas bajo el control de grupos de resistencia. Un dato relevante es la respuesta del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), un gobierno paralelo formado por miembros del gobierno derrocado, que ha anunciado una suspensión de acciones militares ofensivas durante dos semanas. Este gesto, aunque limitado, abre una pequeña ventana de esperanza en medio del conflicto.
Organizaciones humanitarias como Free Burma Rangers han reportado ataques aéreos y con drones en el estado de Karen, cerca de la base de operaciones de la KNU, poco después del sismo. Estas acciones, llevadas a cabo en medio de la emergencia humanitaria, despiertan interrogantes sobre las prioridades del gobierno militar y su compromiso con la población civil.
El panorama actual presenta una realidad profundamente contradictoria: una tragedia natural se entrelaza con un conflicto bélico, generando un escenario devastador donde la supervivencia se convierte en una lucha diaria contra la naturaleza y la guerra. La situación requiere una atención internacional urgente para garantizar la asistencia humanitaria y buscar soluciones que permitan una salida pacífica a la crisis.