Proponen centro de detención en Florida con caimanes como 'guardias'

El fiscal general de Florida, James Uthmeier, un republicano de 37 años, ha propuesto la construcción de un centro de detención de inmigrantes en una zona poco convencional: el Parque Nacional de los Everglades. La ubicación no es arbitraria; se trata de un área de 39 millas cuadradas que incluye el Aeropuerto de Entrenamiento y Transición Miami Dade-Collier, lo que facilitaría considerablemente la logística.
Pero lo que realmente llama la atención es la peculiaridad de la seguridad perimetral propuesta por Uthmeier. Su idea, divulgada a través de un video en X (antes Twitter), es crear lo que él llama "Alligator Alcatraz". La propuesta gira en torno a aprovechar la fauna local para evitar fugas: “Si la gente sale, no les espera mucho más que caimanes y pitones,” expresó Uthmeier en su video.
La iniciativa surge en un contexto de escasez de centros de detención para inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. El ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) enfrenta una enorme presión para gestionar las deportaciones, y la falta de infraestructuras adecuadas dificulta el proceso. Uthmeier plantea que "Alligator Alcatraz" podría albergar hasta 1,000 personas, solucionando parte del problema de manera rápida y, según él, económica.
La propuesta no está exenta de polémica. Se evoca la controversia de las primeras semanas de la administración Trump, cuando la falta de espacio llevó a enviar inmigrantes a la Base Naval de Guantánamo. Esa decisión, recuerda Uthmeier implícitamente, resultó costosa y generó fuertes críticas por las preocupaciones sobre los derechos humanos de los detenidos en un lugar tan remoto y alejado de cualquier supervisión externa. “Esto representa una gran oportunidad para que el estado de Florida trabaje con los condados de Miami Dade y Collier,” argumenta el fiscal general, enfatizando la cercanía del aeropuerto para facilitar los traslados.
La viabilidad, el impacto ambiental y las implicaciones éticas de este proyecto aún están por verse. Las reacciones han sido diversas, desde quienes lo consideran una solución pragmática hasta quienes lo catalogan como inhumano y ambientalmente irresponsable. El debate, sin duda, está abierto.