Redadas y políticas migratorias afectan la mano de obra y la economía en Estados Unidos

En Estados Unidos, la situación se ha intensificado recientemente. Cambios bruscos en las políticas migratorias del gobierno federal han generado un clima de miedo y desconfianza entre trabajadores y empleadores. Nombres como Rebecca Shi, directora ejecutiva de la Coalición Estadounidense de Inmigración Empresarial, y Tricia McLaughlin, subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, se han visto involucrados en las declaraciones públicas que alimentan esta incertidumbre.
El anuncio inicial de una pausa en las redadas migratorias, recibido con un suspiro de alivio por parte de agricultores, ganaderos y restauranteros – "Por fin hubo una sensación de calma," comentó Shi – resultó efímero. La rápida reversión de la medida, según McLaughlin, se justifica en la necesidad de "salvaguardar la seguridad pública, la seguridad nacional y la estabilidad económica."
Esta volatilidad ha impactado profundamente a los negocios. Se reportan casos concretos: una lechería en Nuevo México pasó de 55 a 20 empleados tras una redada del ICE; un restaurante en Los Ángeles observa ausencias masivas de empleados hispanos por temor a las redadas; y en los huertos de cerezas de Washington, la cosecha se ve afectada por rumores de redadas, aunque no haya evidencia de presencia del ICE – "No hemos oído hablar de ninguna redada real," declaró Jon Folden, gerente de huertos de Blue Bird.
El impacto trasciende la simple escasez de mano de obra. La situación afecta a la producción agrícola, la industria hotelera y la economía en general. Ejemplos como los presentados por Matt Teagarden, director ejecutivo de la Asociación Ganadera de Kansas, y Patrick Murphy, director de inversiones de Coastal Construction y excongresista demócrata, ilustran la dificultad de operar bajo un régimen de incertidumbre.
La situación se complica aún más por las cifras: el porcentaje de trabajadores inmigrantes en sectores clave como la agricultura es significativamente alto, según datos de la Oficina del Censo estadounidense y estudios del Pew Research Center. Expertos como Wendy Edelberg y Tara Watson del Brookings Institution incluso han calculado el impacto potencial de la inmigración en el crecimiento económico.
Las declaraciones de figuras como Douglas Holtz-Eakin, exdirector de la Oficina de Presupuesto del Congreso, resaltan la falta de coherencia entre las políticas migratorias y las metas económicas del gobierno estadounidense. La incertidumbre, el miedo y el impacto económico real en diversas empresas se han convertido en la nueva realidad para muchos en el sector.