Trump redefine el comercio global con nuevos aranceles estratégicos y mensajes políticos

"Hace un año Estados Unidos era un país muerto, ahora es el más atractivo del mundo", declaró el presidente en Truth Social horas antes de revelar el plan. La retórica beligerante esconde una estrategia meticulosa: 15% para naciones con déficit comercial frente a EE.UU. (incluyendo Costa Rica y Bolivia), 10% para aquellas con superávit, y tasas punitivas que superan el 30% para los rezagados.
El capítulo más delicado sigue escribiéndose con China. El "alto al fuego" comercial redujo temporalmente los aranceles mutuos, pero el reloj corre: el 12 de agosto vence el plazo para un acuerdo definitivo. Mientras, Trump mantiene intactos los 50% al acero y aluminio, extendiendo ahora ese mismo tratamiento al cobre, con excepciones estratégicas como Chile.
Karoline Leavitt, portavoz presidencial, defendió la medida: "Estamos restaurando la soberanía económica". Los números, sin embargo, revelan otra lectura: esta no es solo una guerra comercial, sino un realineamiento de fuerzas donde cada decimal es un misil en la batalla por la hegemonía global.