Redadas migratorias vacían cuentas bancarias y fracturan familias en Estados Unidos

Ariel Figueredo López, cubano de 35 años, llegó legalmente a EE.UU. en 2023 mediante el programa CBP One. Instalador de paneles solares, compartía casa en Arkansas con otras dos familias para ahorrar. Todo se derrumbó cuando intentó resolver un error administrativo en una multa de tránsito: terminó detenido y ahora enfrenta deportación a Cuba, donde su familia teme que sea encarcelado políticamente.
"Queríamos comprar una casa, formar una familia… Al final lo perdimos todo", relata Eliani Rusindo, su pareja, mientras enumera lo que el arresto se llevó: el auto que les embargaron, el crédito que se desplomó, los muebles que tuvieron que vender. Cada mes destinan $500 dólares a abogados, un costo que repiten miles de familias.
Detrás de cada estadística de arrestos hay historias como la de Ariel: hombres y mujeres cuyas faltas menores—una multa, un papel mal llenado—desencadenan pérdidas que tardarán una década en repararse. Mientras, las transferencias bancarias a centros de detención sustituyen a los envíos que antes llegaban a La Habana o Tegucigalpa.