Trump choca con la Constitución al intentar reformar el sistema electoral en EE.UU.

En una publicación en su red social, el mandatario insistió en eliminar el “voto por correo y las máquinas de votación”, sistemas que, irónicamente, fueron clave para su victoria en 2024. Sin embargo, más de un tercio del electorado estadounidense depende de estas modalidades, según datos oficiales. Lo que Trump califica como “fraude masivo” contrasta con investigaciones periodísticas independientes: The Associated Press documentó menos de 475 irregularidades en 2020, una cifra insignificante frente a los 159 millones de votos emitidos.
Los estados ya pusieron un freno. Washington y Oregon, donde el voto postal es la norma, demandaron al gobierno federal tras una orden ejecutiva previa de Trump que buscaba restringir los plazos de recepción de boletas. “La Constitución deja claro que los estados deciden el ‘tiempo, lugar y manera’ de sus elecciones”, explica Rick Hasen, experto en derecho electoral de UCLA. La Corte Suprema ha respaldado este principio en múltiples sentencias.
Lo que sí revela este episodio es la persistente obsesión de Trump por alterar las reglas del juego. Hasen advierte: “Estas declaraciones podrían ser el preludio de intentos de interferencia en 2026”. Mientras tanto, la maquinaria electoral sigue operando como un rompecabezas descentralizado, resistente a cambios abruptos desde Washington.