Tiroteo en escuela católica de Minneapolis deja víctimas y conmoción

Testigos relataron escenas de caos: "Escuché disparos esporádicos, tantos que perdí la cuenta. Sonaban como ráfagas de rifle", describió Bill Bienemann, vecino de la zona. Otro residente, PJ Mudd, alcanzó a ver "humo rojo y balas marcando el camino hacia la iglesia" antes de que llegaran las autoridades.
Las primeras confirmaciones oficiales llegaron de manera escalonada:
La respuesta política fue inmediata. Mientras el gobernador Tim Walz hablaba de "oraciones para los afectados", el alcalde Jacob Frey rechazó el lugar común: "No nos bastan pensamientos y oraciones. Estos niños literalmente estaban rezando cuando ocurrió esto".
En la zona de reunificación familiar, las imágenes mostraban abrazos desesperados y lágrimas. Padres agarraban celulares con una mano mientras con la otra sostenían a hijos que temblaban. El FBI y la ATF ya trabajan en el lugar, aunque las preguntas sobre el móvil siguen sin respuesta.
Este episodio ocurre en un contexto nacional donde los tiroteos escolares han marcado generaciones. Annunciation Catholic School, que minutos antes del ataque publicaba en Instagram fotos de alumnos sonrientes, ahora es otro nombre en la lista negra de la violencia armada.