Lo que parecía ser una ventaja estratégica —la supuesta buena química entre ambos mandatarios— se ha convertido en un punto de fricción inesperado. Trump admitió que consideraba el conflicto ucraniano como "uno de los más fáciles de resolver", pero la realidad ha superado sus cálculos iniciales. Las declaraciones surgieron tras su reunión con el primer ministro Keir Starmer, donde ambos abordaron la escalada bélica que ya cumple tres años.
- Rusia ha intensificado sus operaciones militares con ataques a infraestructura civil
- Las bajas rusas superarían las 300,000 según inteligencia occidental
- Ucrania reporta 45 incursiones aéreas en fronteras de la OTAN este mes
El tono de
Trump contrasta con su retórica previa. Mientras en 2022 elogiaba la
"genialidad estratégica" de
Putin, hoy denuncia que
"está matando a mucha gente". Los analistas señalan que este giro responde a presiones internas tras el último paquete de ayuda militar a Kiev, aprobado por un Congreso dividido.
Desde Chequers, residencia campestre de los primeros ministros británicos, Starmer reveló detalles preocupantes: "Putin ha mostrado su verdadera cara al organizar el mayor ataque desde el inicio de la invasión". Los bombardeos del jueves sobre Járkov dejaron 19 muertos, incluidos tres rescatistas de la Cruz Roja.
La Casa Blanca confirmó que ambos líderes discutieron medidas concretas:
- Despliegue de sistemas antiaéreos adicionales en Polonia y Rumania
- Sanciones coordinadas contra bancos rusos que financian la industria bélica
- Un fondo de reconstrucción para Ucrania con capital público-privado
Lo que comenzó como una visita de Estado rutinaria terminó marcando un antes y después en el posicionamiento occidental. Las palabras de
Trump, conocidas por sus matices ambiguos en política exterior, esta vez dejaron poco espacio a interpretaciones. La pregunta que queda flotando es si esta postura endurecida llegó demasiado tarde para las víctimas de una guerra que ya ha cobrado más de medio millón de vidas.
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