Huracán Gabrielle azota el Atlántico con vientos de 225 km/h

Las costas de Bermudas, Estados Unidos y Canadá están en alerta, no por un impacto directo, sino por un peligro silencioso: “olas destructivas y corrientes de resaca que podrían arrastrar a bañistas y embarcaciones pequeñas”, advierte el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Según los últimos datos satelitales procesados por la NOAA, el huracán se ubica a 483 kilómetros al este-noreste de Bermudas, moviéndose hacia aguas abiertas. Su presión central de 949 milibares lo coloca entre los sistemas más intensos de la década, comparable solo con huracanes como Lorenzo (2019) o Sam (2021). Lo que sorprende a los meteorólogos es su velocidad de intensificación: duplicó su fuerza en menos de un día, un patrón cada vez más frecuente debido al calentamiento oceánico.
En las redes sociales, fotos compartidas por pescadores en Bermudas muestran cielos plomizos y mar embravecido, aunque el núcleo del huracán permanece lejos. Las autoridades insisten en que el peligro no está en el viento, sino en el mar: corrientes capaces de arrastrar a una persona mar adentro en segundos. Mientras tanto, en Houston y Miami, los surfistas aprovechan las olas inusuales, ignorando los gritos de alerta de los salvavidas.