El ajo es una planta reconocida en la cocina de México por su fuerte sabor y olor, también ha ganado fama por sus propiedades medicinales, por lo que son muchos los que se preguntan para qué sirve y que beneficios tiene. El ajo ha sido objeto de ensayos clínicos recientes que confirman sus beneficios y se ha determinado que mejora la digestión, regula la presión arterial y promueve la salud del páncreas y el hígado, entre otros.
Perteneciente a la familia de las Liliáceas, que incluye a la cebolla, el puerro y el aloe, el ajo se originó en Asia Central y se ha cultivado globalmente durante milenios. Esta planta bulbosa, herbácea y de hasta 70 centímetros de altura, destaca por sus dientes en forma de cápsula triangular, ampliamente utilizados en diversos ámbitos, según los médicos naturistas Pablo Saz Peiro y María Carmen Tejero.
Su uso medicinal se remonta a la antigüedad, siendo un elemento básico en la alimentación egipcia y utilizado por Hipócrates en el tratamiento de diversas afecciones. Rico en nutrientes como vitaminas A y C, así como minerales como selenio, potasio y calcio, el ajo también contiene compuestos como la alicina, responsable de su distintivo aroma y propiedades saludables.
A lo largo de la historia, el ajo ha sido reconocido por sus numerosos beneficios para la salud, incluyendo el control de la presión arterial, la diabetes tipo 2 y la mejora de la circulación, según la naturópata Carolina Hernández. Algunos de estos beneficios incluyen la mejora de la circulación sanguínea, el alivio de problemas respiratorios y la reducción del colesterol.
Otros beneficios serían la promoción de la salud digestiva, la lucha contra las infecciones y su potencial preventivo contra ciertos tipos de cáncer. En resumen, el ajo no solo es un condimento culinario popular, sino también un aliado invaluable para la salud, con una amplia gama de beneficios respaldados tanto por la tradición como por la ciencia moderna.