Ignacio Carrillo Prieto, un nombre que resonó en la historia reciente de México, dejó de existir el día de ayer. Su partida a los 77 años, víctima de un paro cardiorrespiratorio, enluta a la nación y, sobre todo, a quienes lucharon por la justicia y la verdad. Su legado, sin embargo, perdura.
El abogado y académico, conocido por su valentía al liderar la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), se atrevió a desafiar al poder establecido, llevando a juicio al ex presidente Luis Echeverría Álvarez, acusado de ser responsable de las masacres de estudiantes de 1968 y 1971.
Su trabajo, al frente de la Femospp, fue una cruzada por la verdad, por hacer justicia a las víctimas de la represión durante los gobiernos de Echeverría y José López Portillo. La Femospp, creada en 2001 y extinguida en 2006, se dedicó a investigar casos de tortura y desaparición forzada, impulsando acciones penales contra ex funcionarios del Estado.
Carrillo Prieto, sin embargo, encontró una barrera impenetrable: el Poder Judicial. Las investigaciones, muchas de ellas respaldadas por denuncias de víctimas y familiares, se encontraron con la negativa de los tribunales, que, como en el caso de Echeverría, alegaron falta de pruebas o la prescripción de los delitos.
En 2005, Carrillo Prieto denunció la resistencia del Poder Judicial, señalando conflictos de intereses en el gobierno y una negativa al cambio. Reconoció, con pesar, la frustración social ante la inacción de la Femospp y la superficialidad de las resoluciones judiciales.
A pesar de los obstáculos, la Femospp logró avances significativos. Investigó más de 500 casos de tortura y desaparición forzada, incluyendo el caso de Rosendo Radilla Pacheco, que culminó con la condena del Estado mexicano por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2009.
La desaparición de Ignacio Carrillo Prieto representa una pérdida irreparable para la búsqueda de justicia en México. Su legado como defensor de los derechos humanos y luchador incansable por la verdad permanece como un faro en la oscuridad.