Pero el partido, que terminó con un marcador de 24-20, dejó más preguntas que respuestas para el equipo de Jerry Jones.
El momento que encapsuló la noche ocurrió cuando CeeDee Lamb, el receptor estrella recién firmado por 136 millones de dólares, se golpeó el pecho tras una serie de errores clave. "No puedo señalar a nadie más. Asumo toda la responsabilidad", admitió Lamb después del partido. Entre sus tres caídas críticas, una destacó por encima del resto: un pase perfecto de Prescott en una ruta de poste profundo que habría puesto a Dallas en posición de ganar el partido. El balón simplemente se le resbaló de las manos.
El contexto hace que la derrota duela más:
- Micah Parsons, intercambiado a Green Bay la semana pasada, dejó un vacío en la defensa que Filadelfia explotó temprano.
- La expulsión del tackle defensivo Jalen Carter por escupir a Prescott pudo haber sido una ventaja, pero los Cowboys no supieron capitalizarla.
- Prescott, en su regreso tras una lesión de isquiotibiales, mostró destellos de brillantez pero terminó sin poder completar la remontada.
Brian Schottenheimer, en su debut como entrenador en jefe después de 25 años como asistente, fue claro:
"Esta fue una derrota del equipo". Aunque Lamb terminó con
110 yardas en siete recepciones, sus errores en momentos clave opacaron su desempeño. Mientras tanto, la defensa de Dallas, sin Parsons, luchó para contener a
Jalen Hurts, quien anotó dos touchdowns por tierra.
Lo preocupante para los Cowboys no es solo la derrota, sino cómo ocurrió. Con Prescott y Lamb como las piezas mejor pagadas del equipo, las expectativas son altas. Pero en la
NFL, como bien saben en Dallas, los contratos millonarios no garantizan victorias. La temporada es larga, pero esta primera noche en Filadelfia dejó cicatrices que podrían tardar en sanar.
Facebook
Whatsapp
Linkedin
Pinterest