En el corazón de Guadalajara, en medio del bullicio del Centro, una mujer dio a luz en un taxi, justo frente a las oficinas de la Secretaría de Seguridad de Jalisco. Era un fin de semana cualquiera, pero para ella, el tiempo se había acelerado. Los dolores de parto la habían sorprendido en camino al hospital, y el bebé, impaciente por conocer el mundo, decidió hacer su entrada en la avenida 16 de Septiembre.
El taxista, ante la situación inesperada, detuvo su marcha. La vida, como la aventura, no tiene horarios. El destino, como la cigüeña, se presentó de forma inesperada en un lugar que no era un hospital, pero sí lo suficientemente cercano para recibir ayuda.
Dos mujeres policías, como guardianas del orden, atendieron el nacimiento del pequeño, que llegó al mundo en un ambiente caótico, pero lleno de la calidez humana que caracteriza a la ciudad.
Momentos después, la llegada de los paramédicos de la Cruz Roja trajo consigo un respiro de tranquilidad. La madre y el recién nacido, aún envueltos en la adrenalina del momento, fueron trasladados al Antiguo Hospital Civil para recibir la atención médica que necesitaban.