Donde las profesiones esenciales, como la de maestro o enfermero, son valoradas con salarios dignos. Esta visión, que parece un sueño lejano, está dando un paso hacia la realidad gracias a una reforma histórica aprobada por el Senado de México.
La reforma constitucional, aprobada por unanimidad, establece que los salarios mínimos nunca estarán por debajo de la inflación observada, asegurando que los trabajadores puedan enfrentar el aumento del costo de vida sin perder su poder adquisitivo.
Pero la reforma no se limita a proteger el poder adquisitivo de los trabajadores. También busca dignificar profesiones esenciales como la de los maestros de educación básica de tiempo completo, policías, guardias nacionales y enfermeros. Estos grupos recibirán un salario mensual mínimo que no podrá ser inferior al promedio registrado ante el IMSS, equivalente a 16 mil 777 pesos.
El camino hacia esta reforma no ha estado exento de debate. Algunos senadores, como Marko Cortés del PAN, expresaron reservas sobre la efectividad de la medida, argumentando que la inflación, la falta de prestaciones de salud y la inseguridad podrían limitar su impacto real. Sin embargo, la mayoría coincidió en que esta es una oportunidad para construir una sociedad más justa y equilibrada.
La senadora Claudia Anaya del PRI, por ejemplo, sugirió que futuras enmiendas deberían incluir justicia salarial para sectores más vulnerables, como los trabajadores mineros.
Con la aprobación del Senado, la reforma ahora pasa a los Congresos locales para su ratificación. El camino hacia la implementación de estas medidas aún es incierto, pero un punto es claro: el Senado ha dado un paso fundamental en la lucha por un salario digno en México.