Un hombre, con la determinación de un ejecutor, burló la seguridad del nosocomio y se dirigió directamente a la cama 235 del tercer piso, donde yacía un joven de 23 años llamado Carlos Alberto, herido de bala.
Carlos Alberto se encontraba en recuperación tras ser herido en un operativo militar en Tepuchito, una localidad rural al sur de Culiacán, el pasado 23 de septiembre. Sin embargo, su lucha por la vida llegó a un trágico final cuando el agresor, con frialdad, le disparó a quemarropa, dejando un silencio ensordecedor en la habitación.
El impacto de las balas resonó por el hospital, alertando a los demás pacientes y al personal de guardia. Al llegar al lugar, encontraron a Carlos Alberto sin vida. La escena del crimen era un testimonio escalofriante del clima de violencia que envuelve a Culiacán, donde el cartel de Sinaloa y sus facciones, ‘Los Chapitos’ y el grupo de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, mantienen una guerra sin cuartel.
Las autoridades, conscientes de la situación, enviaron al hospital 10 unidades blindadas Oceloti Ve.Re, vehículos a prueba de balas y poncha llantas, con el objetivo de reforzar la seguridad y disuadir la escalada de violencia. La llegada de estas unidades generó un sentimiento de esperanza entre la población, que busca un respiro de la ola de violencia que azota a Culiacán desde hace un mes.