La tormenta tropical Alberto dejó una huella imborrable en la zona, y una calle en específico se ha convertido en un recordatorio constante de la fuerza de la naturaleza. La calle Arturo B. De la Garza, metros antes de llegar a Pablo Livas, luce como un campo de batalla. Los daños en el pavimento son tan severos que la calle es prácticamente intransitable.
"Los muebles no pueden transitar correctamente y los daños a vehículos son constantes", relata un vecino, con un tono de resignación. "Hemos tenido que ayudar a las personas porque se quedan con las llantas ponchadas o los rines chuecos". Esta situación no es nueva. Los habitantes de la zona llevan más de cuatro meses lidiando con las consecuencias de la tormenta Alberto, y el panorama no mejora. A pesar de los reportes al municipio, las autoridades parecen hacer caso omiso.
"Para todos es un problema", continúa el vecino. "Yo aquí tengo una fuente de trabajo donde sostengo a mi familia y no puedo ni estacionarme porque estorbamos y para darle agilidad a los coches". La problemática se intensifica con la presencia de un flujo de agua considerable que atraviesa la calle, lo que ocasiona daños adicionales al pavimento y a las viviendas.
"Previamente hemos pedido al municipio una extensión del drenaje pluvial para que nos ayude, pero han hecho caso omiso", señala el vecino. "Tal vez la petición debe de ir al gobernador para que nos ayude con el problema de los baches, se nos levanta el pavimento y se nos mete el agua a la casa".
La situación en la calle Arturo B. De la Garza es un ejemplo claro de la necesidad de una respuesta rápida y eficiente por parte de las autoridades. Los vecinos esperan que su clamor por una solución sea escuchado y que, finalmente, puedan recuperar la tranquilidad y seguridad que les ha sido arrebatada.