La tranquilidad económica durante la jubilación es un anhelo compartido por muchos mexicanos. Pero, ¿qué sucede cuando el valor de nuestra pensión se ve afectado por factores externos? En México, la Unidad de Medida y Actualización (UMA) juega un papel crucial en la vida de los jubilados, especialmente aquellos del IMSS e ISSSTE.
Desde su implementación en 2016, la UMA ha transformado la forma en que se calculan las pensiones, desvinculándolas del salario mínimo y adaptándolas a la inflación. Esta medida, aunque busca proteger el poder adquisitivo de los jubilados, también trae consigo repercusiones que es importante entender.
Para muchos, la UMA es la brújula que determina el aumento anual de su pensión. Sin embargo, para los jubilados del ISSSTE que recibieron su pensión entre 1993 y 2001, la historia es diferente. Antes de la UMA, sus pensiones se ajustaban con base en los aumentos al salario mínimo.
Con la llegada de la UMA, este mecanismo cambió, y los incrementos ahora se calculan con base en la unidad de medida, que a menudo presenta aumentos menores en comparación con el salario mínimo. Este cambio, particularmente notorio después de 2018 cuando los aumentos del salario mínimo fueron más significativos, ha generado incertidumbre entre los jubilados sobre el futuro de sus ingresos.