La mañana del miércoles 13 de noviembre, una escena escalofriante se desató en la colonia Brisas del Campestre, en León, Guanajuato. Entre la construcción de una nueva escuela, la tranquilidad se vio interrumpida por un hallazgo macabro.
Vecinos que caminaban por el circuito Brisa de Braga, se toparon con un par de bolsas negras tiradas en la vía pública. Algo en ellas llamó su atención, un presentimiento que les dijo que no debían ignorar lo que veían. Al acercarse, confirmaron sus peores sospechas: eran restos humanos.
De inmediato, se activaron las alarmas y las llamadas de emergencia. Policías municipales, elementos de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se movilizaron al lugar. La escena, como sacada de una película de terror, se llenó de actividad policial.
Mientras los oficiales acordonaban el área, personal de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía del Estado se encargó de iniciar las investigaciones. El objetivo: dar con la identidad del fallecido y esclarecer las circunstancias de su muerte.
Los restos del hombre, ahora en manos de las autoridades, fueron trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo). Ahí, se le practicaría la necropsia de ley y se buscarían pistas que permitieran su identificación.