Aunque la cifra oficial de 925,085 migrantes irregulares detectados en México entre enero y agosto de 2024 –un incremento del 131.86% respecto al año anterior– habla por sí sola, la situación en Tapachula es aún más palpable. Se estima una población fluctuante de alrededor de 70,000 personas no registradas, provenientes de más de 20 países.
“El tema de Donald Trump es durísimo, porque nos marca un ritmo de lo que suceda en Estados Unidos y en la frontera de México, en el norte,” explicó Karen Pérez, directora nacional del Servicio Jesuita a Refugiados México (SJR), refiriéndose a la incertidumbre generada por las políticas migratorias del presidente electo estadounidense.
Esta incertidumbre, según Pérez, es un factor clave en el aumento de las caravanas migrantes. El miedo a las posibles deportaciones y el endurecimiento de las leyes en Estados Unidos empujan a miles a emprender el peligroso viaje hacia el norte. La reciente salida de una nueva caravana es un ejemplo claro de esta realidad.
La experiencia de Jorge Romero, un migrante ecuatoriano de 22 años, ilustra las dificultades de este trayecto. “Ha sido bastante difícil, uno viene pasando a pie bastantes países, pidiendo la cola,” relató Romero, quien sufrió un secuestro en Nicaragua y en la frontera entre México y Guatemala, donde incluso tuvo que pagar un soborno para continuar su viaje.
El colectivo de monitoreo de la frontera sur realizó una marcha y acciones de protesta para conmemorar los seis años del primer éxodo de 2018, buscando visibilizar la problemática y cambiar la narrativa en torno a la migración.
La situación se complica aún más por la creciente inseguridad en Tapachula, ahora considerada como el municipio con mayor percepción de inseguridad en México, en medio de la disputa del crimen organizado por el control del tráfico de drogas y personas. “Ya lo estamos viendo que los están agarrando, ya se está viendo que los policías los ve con fachada de latinos (…) los migrantes siguen sufriendo y careciendo de hambre,” señaló José Antonio Chol Ruiz, del Bloque de Organizaciones de Izquierda Siempre, expresando su preocupación ante las políticas anunciadas por el futuro gobierno estadounidense.
A pesar de los riesgos y las dificultades, el flujo migratorio continúa. Las caravanas siguen partiendo desde la frontera sur, impulsadas por la esperanza de un futuro mejor, un futuro que se ve ensombrecido por la inminente llegada de un nuevo gobierno en Estados Unidos con posturas migratorias radicalmente diferentes.