Pero lo que ocurrió ayer en Periférico Río de los Remedios superó cualquier expectativa, incluso para los capitalinos más experimentados. Más de diez horas. Esa fue la cifra que muchos automovilistas tuvieron que enfrentar, varados en un embotellamiento monumental. La paciencia, como es de esperarse, se agotó. Y fue entonces cuando la ingeniosidad, o quizás la desesperación, tomó el volante. Entre los cientos de vehículos atascados, se vieron emerger – literalmente – algunas "rampas" improvisadas.
Se trata de construcciones rudimentarias, hechas con lo que tenían a mano: trozos de concreto, partes de vehículos dañados, e incluso, según algunos testigos, "hasta unos cuantos botes de basura estratégicamente colocados".
Estas estructuras, lejos de ser una solución elegante, permitieron a algunos conductores más audaces sortear el tráfico y salir del atolladero. No obstante, las autoridades de vialidad ya están investigando el incidente y se espera que se tomen medidas para evitar que se repitan estas prácticas arriesgadas, incluso peligrosas, en el futuro.
Entre los afectados, algunos conductores relataron haber pasado la noche en sus vehículos, mientras otros mencionaron la escasez de apoyo por parte de las autoridades. La falta de comunicación clara y oportuna sobre las causas del embotellamiento también generó malestar entre los ciudadanos. Se espera un comunicado oficial en las próximas horas detallando las causas del bloqueo y las medidas para prevenir situaciones similares.
Las imágenes y videos que circulan en redes sociales muestran la magnitud del problema y la creatividad – aunque cuestionable – de los conductores desesperados. Mientras tanto, la pregunta que flota en el aire es: ¿qué medidas se tomarán para evitar que este tipo de situaciones se conviertan en la norma en las transitadas calles de la Ciudad de México?