Esto es, en esencia, lo que les sucedió a Robert y Sarka Švecová, junto a sus dos hijas, quienes recién habían llegado al Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta "Licenciado Gustavo Díaz Ordaz" en la madrugada del 17 de diciembre. La familia, tras estrenar la nueva ruta aérea Praga-Puerto Vallarta, se vio sorprendida por la negativa a su entrada al país por parte de las autoridades federales mexicanas, específicamente personal del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional. La razón inicial de esta expulsión, según los afectados, fue la falta de una reservación hotelera por todo el periodo de su estadía. “Somos mochileros,” explica Robert, “usualmente no reservamos hotel para todo el viaje, preferimos explorar diferentes lugares.”
Pero el problema no se limitó a la negación de entrada. Robert describe un episodio de violencia y confusión: “Fui empujado y obligado a separarme de mi familia… El policía me empujó afuera, y cuando todo escaló, me tomó del cuello, y me empujó al autobús con el brazo atrás como un criminal.” Imágenes captadas por el propio Robert muestran cómo un oficial de la Guardia Nacional lo escolta, incluso lo amenaza al percatarse de que está siendo grabado.
Sarka, por su parte, relata la experiencia desde la perspectiva de una madre con dos niñas pequeñas: “Te sientes como un migrante ilegal… Con niñas pequeñas, a las 3 de la mañana, no te sientes bien, quedamos muy en shock… ¿y por qué?” La familia señala la falta de información y la ausencia de un trato digno y comprensivo por parte de las autoridades.
El incidente dejó un sabor amargo para la familia Švecová. Después de 40 horas de incertidumbre, fueron devueltos a República Checa sin una explicación satisfactoria. La embajada checa en México les informó que no podía intervenir, argumentando que la decisión del Estado mexicano de negarles la entrada es un derecho soberano.
- Problema: Negación de entrada por razones poco claras.
- Problema: Trato brusco y falta de comunicación por parte de las autoridades.
- Problema: Ausencia de asistencia por parte de la embajada.
Robert finaliza con una declaración contundente: “Para mí, personalmente, nunca vuelvo a viajar a México, hasta que algo cambie.” Una advertencia que resuena en el contexto de un incidente que deja entrever falencias en los protocolos de atención a turistas extranjeros en México.