El pasado 5 de enero, la tranquilidad se rompió. Autoridades municipales, en coordinación con asociaciones protectoras como Catogar, intervinieron un supuesto refugio llamado “Michigan”, ubicado en Amozoc. Detrás de la fachada, se encontró una realidad desgarradora. Sesenta gatos, en lugar de encontrar cobijo, vivían en condiciones deplorables.
Las imágenes hablan por sí solas: jaulas transportadoras abarrotadas, cajas metálicas oxidadas, un ambiente insalubre, reflejo de la “negligencia extrema”, según los informes oficiales. El recuento fue escalofriante: al menos 40 felinos habían muerto a causa de las precarias condiciones y la falta de atención veterinaria.
Los análisis de sangre, realizados por Catogar, confirmaron la gravedad de la situación. El coronavirus felino y la peritonitis infecciosa fueron diagnosticados en varios de los gatos rescatados. La responsable, identificada como Ana María “N”, alias Hanna Soles, presuntamente recaudaba donaciones a través de redes sociales, prometiendo un cuidado que nunca llegó. Su paradero aún se desconoce; la versión oficial apunta a una huida tras una “crisis de ansiedad”, dejando tras de sí un rastro de sufrimiento animal.
Pero la historia no termina ahí. Testimonios apuntan a que Hanna Soles podría estar involucrada en un refugio similar en Coronango, Puebla, con un saldo aún más trágico. Las investigaciones continúan, y la Fiscalía General del Estado (FGE), junto con el Instituto de Bienestar Animal de Puebla (IBA), trabajan para esclarecer los hechos y llevar a la justicia a la responsable, quien enfrenta cargos por maltrato animal y manejo irregular de instalaciones.
Los 60 gatos sobrevivientes fueron trasladados al Centro de Bienestar Canino y Felino de Amozoc, donde reciben la atención médica que les fue negada durante tanto tiempo. Es importante destacar que el refugio “Michigan” de Amozoc no tiene relación con el centro de rescate homónimo de la Ciudad de México.
El caso ha generado una ola de indignación entre la población y los activistas por los derechos de los animales, exigiendo un mayor control y supervisión de los albergues para evitar que tragedias como esta vuelvan a repetirse.