Mucha gente se pregunta cómo funciona este impuesto y si realmente les afecta. La clave está en entender la Ley del Impuesto a los Depósitos en Efectivo, decretada en julio de 2008 durante la administración de Felipe Calderón. Esta ley, en esencia, busca regular los depósitos de efectivo en cuentas bancarias.
Pero, ¡atención!, no todos los depósitos están sujetos a este impuesto. Según el SAT (Servicio de Administración Tributaria), solo se aplica a personas físicas o morales que realicen depósitos en efectivo inferiores a $15,000 pesos mensuales (o su equivalente en moneda extranjera). “Solo se aplica a depósitos inferiores a $15,000 pesos mensuales”, señala la página oficial del SAT.
¿Y qué pasa si superas ese límite? El cálculo es simple: se multiplica el monto que excede los $15,000 pesos por una tasa del 3%. Por ejemplo, si depositas $20,000 pesos, se te cobrará el 3% de los $5,000 pesos que exceden el límite.
Ahora, la parte importante: tú no pagas directamente este impuesto. “Las instituciones del sistema financiero efectuarán directamente el cobro del IDE”, afirma el SAT. Los bancos se encargan de retenerlo de tu cuenta al final del mes. Si no hay fondos suficientes, lo harán en cuanto se disponga del dinero.
¿Qué pasa con el monitoreo de cuentas? El SAT aclara que sí se monitorean operaciones inusuales o sospechosas, principalmente para prevenir actividades ilícitas como el lavado de dinero. Pero esto no significa que estén vigilando cada movimiento de tus finanzas si cumples con tus obligaciones fiscales. El monitoreo se centra en transacciones que se salen de la norma.
En resumen, el IDE es un impuesto que afecta solo a depósitos superiores a $15,000 mensuales y el procedimiento de pago está a cargo de las instituciones financieras. Recuerda que mantener un historial financiero transparente es clave para evitar cualquier complicación.