No se trataba de un accidente, ni de un evento natural, sino de una manifestación con una peculiar estrategia que paralizó, por momentos, el flujo vehicular. Alrededor de cien profesores de la sección XIV del SNTE, región Norte de Guerrero, principalmente de educación especial, preescolar y secundaria, salieron a las calles para exigir una solución a un problema que, según ellos, ha sido ignorado por demasiado tiempo. El epicentro de la protesta: las importantes vías de comunicación que conectan a la Ciudad de México con Acapulco y Cuernavaca, la carretera México-Acapulco y la autopista a Cuernavaca.
La peculiaridad del movimiento radicó en su metodología. No se trató de un bloqueo total y absoluto. En cambio, los maestros implementaron una estrategia de “media hora de bloqueo, media hora de paso libre”, iniciando a las 8:00 horas y con un plan de concluir a las 16:00 horas. Esta medida, aunque inusual, buscaba minimizar el impacto en los miles de automovilistas que diariamente transitan por estas vías.
Pero ¿cuál es la raíz de esta protesta? La respuesta se encuentra en el incumplimiento de pagos de prestaciones laborales. Los maestros denuncian la falta de pago de bonos de despensa y bono navideño para el Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE) y jubilados. Esta deuda, según los manifestantes, refleja un incumplimiento de acuerdos pactados con la Secretaría de Educación Guerrero (SEG).
El impacto fue significativo. Miles de personas vieron afectadas sus actividades diarias, generando un ambiente de tensión en la región. La situación puso de manifiesto la necesidad urgente de canales de diálogo efectivos para resolver conflictos sociales de esta naturaleza, evitando que se afecten las actividades económicas y la movilidad de la población.
La situación, que por momentos pareció un intrincado juego de ajedrez entre la necesidad de hacerse escuchar y la minimización de afectaciones, dejó en evidencia la complejidad de las negociaciones entre el gobierno y los trabajadores de la educación en Guerrero.